Por Alejandro Borensztein
22/09/13
¿Cuánto cuesta el kilo de autoritario en la Argentina? ¿Y el kilo de
inútil? Comparativamente con los otros países, ¿estamos caros? ¿Somos
competitivos? Preguntas complicadas que se han ido esclareciendo.
El Juez Bonadio procesó a Guillermo Moreno por el delito de abuso de
autoridad y le trabó un embargo por 50.000 mangos. Eso quiere decir que
usted puede llamar a un tipo a las dos de la mañana, despertarlo,
amenazarlo a los gritos con que si no baja el precio de la lata de
arvejas le va a tirar la puerta abajo, electrocutarle el canario,
pasarle el gato por las armas y violarle la abuela, y todo esto por la
módica suma de 50 lucas. Una pichincha. Ni le cuento si encima, después
de este insignificante exceso de poder, consigue que el tipo realmente
baje el precio y la economía mejore.
Sólo como referencia, piense
que esta semana Ben Bernanke, capo de la Reserva Federal de los Estados
Unidos, confirmó la continuidad del plan de estímulos para la economía
norteamericana inyectando en el mercado, vía compra de bonos, 80.000 palos verdes … por mes!!!
O sea que los tipos tiran más de dos Bancos Centrales argentinos cada
30 días. ¡¡Unos burros! Nosotros, con una miserable multa de 50 lucas
pesos, mantenemos la economía funcionando de puta madre. Además ni
siquiera tenemos que poner la guita de frente porque es un simple
embargo. Cuando haya que poner la mosca, con la inflación que tenemos,
va a ser chaucha y palito. Somos unos genios. Podrían perfectamente
darle el Premio Nobel a nuestro Ministro de Economía, si tuviéramos uno.
En
otras palabras con sólo 600 mangos el kilo (50.000 dividido los 80/90
kilos que debe pesar el Napia) tenés carne de Moreno de primera calidad,
faenado y listo para patotear a cualquiera y controlar la economía.
Después, si te falla el cepo, el dólar se te va al demonio, la inflación
se dispara, el blanqueo no entusiasma ni al Cartel de Medellín y
el control de precios no controla nada, no será porque el sistema no
sirva sino porque posiblemente, en lugar de comprar Moreno de ternera,
compraste de vaquillona.
A propósito del control de precios,
habría que avisarles a los militantes de La Cámpora enviados a patrullar
por los supermercados, que vuelvan, que ya está, suficiente, ok?
Gracias. Cualquier cosita los llamamos, dale? Listo.
Lo de Moreno
tiene una buena y una mala. La buena es que sirve como chivo expiatorio
de todos los males del gobierno. Lo malo es que cuando pasen los años y
se hable del kirchnerismo se van a acordar mucho más de sus tropelías
que de la Asignación Universal por Hijo (también será muy recordado Barone y toda la falange de propaganda neofascista, seamos justos). Las mejores cosas quedarán en segundo plano. Triste e inmerecido castigo, pero cierto.
Para
contrarrestar las infamias que se dicen sobre el Compañero Guille,
entre otras cosas, el gobierno implementó un menú en la Rosada acorde
con los datos del INDEC. Consiste en pollo con ensalada, gelatina con
frutas y una gaseosa por … 3 pesos!!! El gorilaje nacional salió a
criticarlo con los tapones de punta. Sin embargo, la medida es
buenísima. El único problema es que como la propina suele ser del 10% no han podido conseguir un puto mozo que quiera ir a laburar. Pero a la hora de remontar elecciones, todo vale.
El
gobierno sabe que la de octubre la tiene perdida. Sólo busca que no sea
por goleada y, si es posible, tratar de conseguir alguna alegría. Por
ejemplo, que Filmus arañe el segundo lugar y retenga su banca en el
Senado. Se sabe que Michetti gana por varios cuerpos, pero Pino amenaza
con arrebatarle a Filmus el segundo puesto y la banca. Esto sería la peor humillación para el núcleo duro kirchnerista de Capital, que no supera el 20% de la población, pero que es durísimo.
Para
evitar esa catástrofe, estarían implementando algunas promociones.
Aquellos porteños que pongan la boleta Filmus-Cabandié recibirán de
regalo el nuevo diccionario bilingüe Español-Forster / Forster-Español,
ideal para entender los textos de este talentoso pensador. Y de yapa un
ensayo de Ernesto Laclau sobre la necesidad de perpetuidad de los
gobiernos populistas latinoamericanos, con una foto autografiada del
autor degustando trufas negras de Périgord en el patio de comidas de
Harrod’s en Londres.
En la provincia de Buenos Aires, para
entusiasmar al electorado y evitar un bochorno, el gobierno cedió al
invento de los medios sobre la inseguridad y convocó para encarar el
asunto a Alejandro Granados, una especie de Asterix del conurbano. Esto
provocó una crisis en aquel núcleo duro. Pero el objetivo no es hacer
feliz a Kunkel y a Conti, sino tratar de juntar votos en la Provincia y
evitar que los intendentes se sigan pasando al massismo. Hoy en día, el
kilo de intendente bonaerense está carísimo porque sirve tanto para
rellenar una empanada del FPV como para rellenar una del Frente
Renovador.
En cambio el kilo de obsecuentes e inútiles está muy barato porque abundan.
Se
suele decir que el gobierno perdió por la inflación, la inseguridad, la
corrupción, y otros desaciertos recientes. Sin embargo, a mí me da la
impresión de que el problema es otro: esta semana se cumplieron seis
meses desde que el siempre repudiado y ninguneado por el kirchnerismo
Cardenal Bergoglio se transformó en el ahora venerado por el mismo kirchnerismo, Papa Francisco.
Fueron seis meses fatales para el gobierno. Buena parte del pueblo
argentino vio en el Papa algunos valores que el gobierno siempre
despreció y otros valores que simuló tener durante años y nunca tuvo.
De
entrada, la juventud kirchnerista lo abucheó, la Presidenta lo
minimizó, lo sermoneó, y la falange de propaganda pretendió presentarlo
como si fuera el demonio. Luego se dieron vuelta como una media delante
de todo el país y terminaron mendigando de rodillas una foto con Francisco
y tratando de usarlo. De hecho, esta semana, Mariotto consiguió la
suya y luego declaró que el Compañero Papa le había dicho que apoya la
Ley de Medios. Patético.
El fenómeno Francisco los desnudó más
que ninguna otra cosa. Ya no frente a la oligarquía de derecha que mira
las tiras de Pol-ka, sino frente al pueblo entero. Tal vez, un punto de
inflexión que con los años entenderemos con más claridad. Un nuevo poder
superior e infranqueable les vino a marcar un límite.
Con
la tarjeta de crédito se puede adquirir de todo, pero el kilo de
concordia, humildad y sabiduría, no tiene precio. Salieron a comprar con
desesperación, pero se les nota demasiado. Me parece que ya es tarde.
I’m sorry.
@
http://www.clarin.com/opinion/Oferta-dia-Moreno-kilo_0_997700301.html
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