A diferencia de aquellas películas, el tema principal de Inequality for All no es tanto el mundo financiero como el reparto de la riqueza en Estados Unidos. La tesis principal que mantienen sus responsables es que los sueldos de la clase media americana se han estancado durante los últimos tiempos, mientras que los precios y la inflación siguen en constante aumento. Ello ha ocasionado que la distribución de la riqueza se encuentre cada vez más polarizada, de manera que el 1% más rico de la población cobró de media en 2010 algo más de un millón de dólares, mientras que la media del país se encontraba en 33.000 dólares. En resumen, los ricos son más ricos y la clase media, más pobre.
Para ello, Jacob ha contado con un poderoso aliado, el profesor Robert Reich, autor de Aftershock: the Next Economy and America’s Future (Vintage Books), en el que señalaba que el gran problema económico a superar es la concentración de la mayor parte del capital en unas pocas manos, que están asfixiando a las clases medias. La manera en la que está construida la película, a partir de diferentes charlas del profesor junto a sus alumnos o ante otros auditorios, ha provocado que haya sido comparada con Una verdad incómoda (An Inconvenient Truth, Davis Guggenheim, 2006), aquella película en la que Al Gore explicaba de viva voz las consecuencias del cambio climático.
El discurso de un demócrata
Kornbluth se puso en contacto con Reich después de leer Aftershock, en principio, para proponerle un papel de ficción. Sin embargo, poco a poco el proyecto se fue desarrollando y Reich se convirtió en la persona ideal para exponer sus opiniones en la película. La historia del profesor daría, ya de por sí, para una película de Hollywood. Nacido con la enfermedad de Fairbanks (trastorno que afecta los centros de crecimiento de los huesos y que puede ocasionar enanismo leve), Reich trabajó codo con codo con Gerald Ford, Jimmy Carter y fue el Secretario de Trabajo de Bill Clinton (además, le gusta bromear con sus alumnos sobre su trabajo con Lincoln). Fue él quien acuñó el lema “poniendo a la gente en primer lugar” (“putting people first”) que, durante las elecciones de 1992, apostaba por una revalorización del papel del ciudadano.
Demócrata declarado, Reich apareció recientemente en diversas concentraciones de Occupy Wall Street. Además, tiene su cátedra de política pública en la Universidad de California en Berkeley. Sin embargo, a pesar de lo que podría parecer por la tesis principal de la película, Reich no apuesta por el reparto equitativo de la riqueza “de por sí”, sino que está más preocupado por los impuestos que clases altas, medias y bajas han de pagar. Se trata de un firme defensor del sector público que considera que “todo país ha de pagar”, ya que “los impuestos son el precio que pagamos por una sociedad civilizada”. Para ello, la medida que siempre ha defendido es la de subir los impuestos, tal y como señaló con motivo de la elección de Barack Obama en 2008.
“Hay que expandir el EITC (Earned Income Tax Credit), un suplemento al sueldo de la población con los ingresos más bajos, y financiarlo con un impuesto marginal más alto en el 5% más rico de la población”, indicaba el profesor. Se trata de un crédito creado a mediados de los años setenta con el objetivo de empujar a la búsqueda de empleo, y que tenía el objetivo de compensar la carga de los impuestos de seguridad social. Además, Reich es un firme defensor de los sindicatos y de la movilidad social que, hasta hacía décadas, había definido a los Estados Unidos.
Una reflexión previa a la acción
Reich sitúa a finales de los setenta el momento en el que todo empezó a ir mal. Para el profesor, la sociedad americana de los años cincuenta y sesenta había garantizado, hasta cierto punto, el llamado Sueño Americano, en cuanto que la escalada social era posible. A partir de ese momento, el país aumentó su riqueza, pero esta se repartió de manera más injusta. En parte por la legislación en contra de los sindicatos, en parte por la desregulación del mercado. El profesor se muestra muy pesimista en la película, señalando que “el 42% de niños nacidos pobres en Estados Unidos no van a moverse de ahí”. Sin embargo, la película se propone terminar con esa situación.
La voluntad del largometraje, que aún ha de estrenarse comercialmente es, según su principal responsable, ser “una película revolucionaria”. En realidad, aclara Kornbluth, no se trata de tomar el Palacio de Invierno, sino simplemente de cambiar la forma en que la gente piensa sobre economía. La voluntad didáctica de la película es innegable. Como confesaba su realizador a genConnect, todo surge de intentar explicar lo que –económicamente– le estaba ocurriendo a él y a sus amigos. Para ello se propuso realizar una película sencilla de entender por gente que, como él, no saben nada de economía.
A tal respecto, Reich afirmaba en una entrevista previa al estreno en Sundance que “la única manera de que la gente pueda absorber información compleja es haciéndola accesible, si hay humor y si hay conexión emocional”, y felicitaba al realizador por haberlo conseguido. Esta vez, el profesor intenta no nombrar culpables, ya que estima que la crisis ha sido “manipulada por demagogos de izquierda y de derecha”. Por eso, realizaba la última aclaración: “El gobierno no tiene la culpa, los negocios no tienen la culpa, los inmigrantes no tienen la culpa, China no tiene la culpa… Es todo cosa del sistema, y por eso hay que cambiar sus reglas”.
Desigualdad para todos
El presidente Obama se ha mostrado dispuesto a estimular a la maltratada clase media americana en su discurso sobre el Estado de la Unión. Tiene gracia que esto ocurra en la patria del capitalismo salvaje mientras en Europa, el Banco Central y Bruselas siguen empeñados en empobrecerla cada vez más con la complicidad, expresa o tácita, de los políticos que presuntamente nos representan.
A estas alturas todos hemos aprendido cómo ganan el dinero las empresas financieras, como se arruinan por la avaricia sin medida y cómo pagamos los demás las cuentas de su comportamiento delictivo. Cómo nos roban.
Charles Ferguson contó en Inside Job la caída de Lehman Brothers y las razones ocultas de la debacle. Miles de libros también lo cuentan, pero nuestra natural pereza se deja seducir mejor por las pelis.
Hay una película de Jacob Kornbluth, Inequality for all, que se ha presentado en el festival de Sundance, en la que se muestra cómo la riqueza se ha venido repartiendo de manera distinta según de quién sea el bolsillo, en los Estados Unidos. Sospecho que ese ejemplo puede extrapolarse a España y hasta a Suecia, si me apuran el pesimismo.
Para hacer la película, el director se apoya en el conocimiento del profesor Robert Reich, cuyo libro Aftershock, the next economy and America’s future (Knopf Doubleday 2010), sobre qué ha pasado en América antes, durante y después del golpe financiero, animó al cineasta a conocerlo y a convencerle de su proyecto. Total, se trataba de demostrar cómo el dinero cada vez más se queda en menos manos y va asfixiando a la clase media hasta conducirla al arroyo. Imposible que esto no nos suene muy familiar.
“El problema real es de carácter estructural, y se basa en la concentración creciente de ganancias y riqueza en la cúspide de la pirámide social mientras las clases medias ven mermados sus sueldos y se tienen que endeudar cada vez más para mantener cierta decencia de nivel de vida”, insiste ante quien se le ponga por delante.
El profesor Reich, de la Universidad californiana de Berkeley, es un firme defensor de la cosa pública, aunque al estilo americano. Como buen demócrata –trabajó con Clinton y antes con Carter y Ford- está convencido de que hay que pagar impuestos, sólo que éstos deben ser proporcionados a las ganancias de la gente, nada que parezca disparatado.
Coincide con Tony Judt en señalar que la realidad se empezó a poner mal a finales de los setenta y se acabó de pervertir a lo largo de los ochenta. En España, tuvimos el cuadro muy dibujado con el primer gobierno socialista y los que le siguieron. No querría enfadarles recordando la cultura del pelotazo, la beautiful people, y esos desengaños que nos llevamos los más tontainas por aquel entonces. Aquél ministro navarro de Economía que no se cansó de repetir cómo en España uno podía hacerse rico en un pis pas. Mejor no preguntar a costa de quién.
Lo que ha quedado claro es que la desregularización del mercado -aquí vale todo y que gane el más bestia- dio en crear una selva de depredadores cuyos errores tienen la garantía del Estado: los pagamos todos solidariamente. Pero las ganancias son sólo para ellos.
Kornbluth se propone con la película enseñar a la gente a relacionarse con la economía, cambiar su chip cuando piensa en economía, de ahí que la película sea didáctica en buena medida. No pretende, como él mismo ha dicho, tomar el palacio de invierno, sino enseñar a pescar. Los de la Plataforma En Pie, quizás podrían verla antes de asediar ninguna plaza.
Para poder realizar el film y ponerlo al público, los autores emprendieron una campaña que dio sus frutos. Esto me da pie a contarles lo que sin duda ustedes ya saben o intuyen: cómo usar las redes para las buenas causas. Otro día.
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http://filmguide.sundance.org/film/13065/inequality_for_all
http://www.cuartopoder.es/otromilagro/desigualdad-para-todos/4427
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013/02/05/la-verdad-incomoda-sobre-el-salario-el-documental-politico-que-arrasa-en-eeuu-114246/
https://www.youtube.com/results?search_query=inequality+for+all&filters=hd&lclk=hd
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