5 Febrero, 2014 // Imperdibles
Artículo extraído del diario Clarín – Por Daniel Fernández CanedoEl juego fuerte del dólar y las tasas de interés volvió al primer plano y parece destinado a teñir la gestión de un heterodoxo, como es Axel Kicillof, al frente de la política económica del Gobierno.
Un dólar oficial costaba $6,04 cuando el 20 de noviembre el ministro asumía en Economía.
Ayer, ese mismo dólar estaba en $ 8,01 después de subir 32,6% y generar una devaluación del peso del 24,6%.
Esa escalada desató una previsible carrera inflacionaria que ahora el
Gobierno intenta apaciguar recurriendo hasta los métodos económicos más ortodoxos.
“Ni Roque Fernández (ortodoxo de pura cepa) se habría animado en tiempos de Menem a una suba tan vertiginosa de
la tasa de interés para aquietar el dólar”, comentaba un operador
financiero sorprendido por la velocidad de los cambios que está
aceptando el Gobierno para frenar la caída de las reservas del Banco
Central.
Esa suba de la tasa de interés está
resumida en lo que viene haciendo el Banco Central con los rendimientos
de las letras que les ofrece a los bancos para sacar dinero del mercado.
Cuando Kicillof asumía, el Central le ofrecía a los bancos tomarle plata por 90 días a cambio de pagarle 15,19% anual.
Ayer, en el mismo plazo de tres meses, el Central le adelantó al mercado que estaba dispuesto a pagar 28,8% anual, nada menos que 13,6 puntos más que
hace tan sólo 47 días cuando el mismo gobierno decía que todo estaba
bajo control y que la política aplicada hasta ese momento era la
adecuada.
La devaluación de casi el 25% y la disparada de la tasa que paga el Gobierno son parte de la etapa de sinceramiento de variables que tuvo que asumir el ministro apenas ocupó la jefatura de Economía.
Años de inflación alta, en torno de 20%, y dólar atrasado en algún momento iban a hacer sentir las consecuencias y esa cuenta la está pagando Kicillof, sin poder culpar a Guillermo Moreno o a Mercedes Marcó del Pont porque sería de hecho responsabilizar a la Presidenta.
Desde que asumió, el ministro mostró una
gran adaptabilidad: aceleró la devaluación, dijo que había que
compensar a Repsol por la expropiación de YPF, intentó negociar con el
Club de París y ahora impulsa una fuerte suba de las tasas de interés.
Si, como le dijo Jorge Capitanich a los
exportadores de cereales, la intención oficial es ahora mantener el
dólar en $ 8, la suba de las tasas le abre la puerta a algunasbicicletas rentables y reveladoras del alto costo que paga el país en materia financiera.
Con dólar quieto, prestarle al Estado a
más del 28% anual, en un mundo de tasas cercanas a cero, implica para
bancos y financistas que consiguen plata barata una oportunidad más que jugosa.
Durante mucho tiempo, el Gobierno se
hizo el distraído frente a la inflación y decidió devaluar en forma
acelerada, en el intento de recuperar la competitividad perdida y con
pocos contrapesos. Eso genera tensiones y también condiciones para que muchos pierdan y algunos vivos ganen.
Otro ensayo para atar el precio del dólar
6 Febrero, 2014 // Imperdibles
Artículo extraído del diario Clarín – Por Daniel Fernández CanedoEl Gobierno sacudió a los bancos con una circular que los obliga a desprenderse de buena parte de los dólares que tenía cómo respaldo.
Hasta ayer, las entidades podían tener cubierta con dólares la totalidad de su “responsabilidad patrimonial”. Ahora deberán bajarla hasta un máximo del 30%.
Así los bancos (especialmente los privados extranjeros, que estaban más cubiertos) deberán salir a vender dólares, bonos dolarizados y posiciones compradas en dólar futuro para cumplir con esa norma del Central.
Los primeros movimientos ya se hicieron sentir:
el Central volvió a comprar dólares, bajó 10 centavos la cotización del
oficial y fue fuerte la caída de los precios de los bonos que se usan
para comprar dólares en la Bolsa.
Eso fue resultado de una nueva realidad del mercado cambiario: podría crecer en US$ 4.000 millones la oferta de dólares y así el Gobierno lograr el ansiado puente hasta los dólares de la soja.
En la primera respuesta, y para evitar
un efecto “puerta 12”, los bancos actuaron con rapidez bajo el supuesto
firme de que el Gobierno está dispuesto a hacer un gran esfuerzo para mantener el dólar oficial en $ 8 por un tiempo.
La necesidad de aquietar los bríos
inflacionarios que desató la devaluación del peso en diciembre y enero
impone ahora volver a un dólar quieto y tasas de interés mucho más altas que antes.
Con el dólar oficial estabilizado y el Central pagando 28,8% de tasa en las letras para sacar pesos del mercado, el negocio parece asegurado.
Finalmente el Gobierno dio el volantazo y
entró en la lógica de que un alto rendimiento en dólares es
determinante para serenar las inquietas aguas cambiarias de las últimas
semanas.
En ese sentido, obligar a los bancos a
que se desprendan de algunos dólares y, principalmente, a que den vuelta
operaciones de dólar futuro constituye un capítulo más de un conjunto
de medidas aisladas que fue tomando el Gobierno en el intento de frenar el drenaje de divisas que soporta el Banco Central.
La necesidad del volantazo oficial surgió a partir de que en enero las reservas bajaran US$ 2.850 millones, un ritmo de salida insostenible.
El primer episodio fue el reconocimiento (nunca público) de lo que resultó el fracaso de
haber acelerado la devaluación del peso en diciembre y enero ( la
inflación se disparó) sin haber subido las tasas de interés como medio
par darle algún atractivo a los ahorristas que quisiesen quedarse en
pesos.
Le siguió la apertura del cepo para
permitir las compras de dólares a precio oficial para ahorro mientras
devaluaban y sin una señal clara de hasta dónde llegarían. Aunque
después la Presidenta amenazó con quitarle a los compradores los subsidios a la luz y el gas por tener tanta capacidad de ahorro.
El tercero fue una suba fuerte y vertiginosa de las tasas de las letras que vende el Central para llevarlas a niveles más compatibles con la inflación real.
Y ayer llegó la sacudida a los bancos
que, en la visión oficial, será determinante para que desarmen
posiciones de dólares que, probablemente, sean tomadas por las
cerealeras para adelantar el ingreso de exportaciones. Creen que así se
estabilizaría el mercado.
Anoche todavía los bancos y las cerealeras analizaban los posibles efectos de la circular del Central.
En este contexto, hay preguntas
inevitables: ¿hasta cuándo querrá el Gobierno mantener en $ 8 el dólar
oficial? ¿Será posible dejarlo quieto después que la inflación de enero
(Estudio Bein) resultó de 4,4% y para febrero se
pronostica un número inferior pero no muy lejano? ¿Obligar a los bancos a
desprenderse de posiciones en divisas no es una señal de que el Central
piensa seguir actualizando el dólar pero no quiere que las entidades salgan beneficiadas?
Esos son sólo algunos interrogantes,
pero la primera respuesta de ayer con baja del dólar oficial y de
precios en el mercado futuro indicó que los bancos se podrían apresurar a
dar vuelta las posiciones para pasarse a pesos y aprovechar los altos rendimientos que paga el Central.
Los expertos creen que la carrera que podría comenzar hoy podría provocar una baja sensible del
dólar pero no así el aumento de las reservas del Banco Central.
Dicen que el principal efecto de la circular será desarmar posiciones a futuro que se pactaron en pesos y sin uso de divisas.
Por lo cual, creían, en febrero y marzo se podrá atenuar el drenaje de reservas del Central pero no lograr una reversión de la caída.
Para el Gobierno, y más aún después del
agobio de las últimas semanas, conseguir una baja transitoria del dólar y
aquietar un paralelo que sigue arriba de los $ 12, sería motivo de festejo. Y aún cuando, para lograrlo, haya tenido que recurrir a instrumentos de la ortodoxia económica que despreciaba hasta hace muy poco tiempo atrás.
Devaluar casi 20% el peso, subir las
tasas para aumentar el premio de quedarse en pesos, sacar conejos de la
galera en el intento de aumentar la oferta de divisas forman parte de un
escenario con el telón de fondo de una inflación que subió otro escalón
y golpea duro a la actividad económica y a los bolsillos de la gente.
El intento de una “nueva convertibilidad temporal en $ 8” se
presenta como uno más para ganar tiempo hasta que los ansiados dólares
del campo puedan abastecer a las cajas de un gobierno que siempre pide
más.
Hombre: ¿ Que queres, mi amor ?
Penélope Cruz: Quiero verdes !!!
@
http://marcelolongobardi.com/imperdibles/el-juego-fuerte-de-dolar-y-tasas/
http://marcelolongobardi.com/imperdibles/otro-ensayo-para-atar-el-precio-del-dolar/
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