miércoles, 23 de julio de 2014

El Grupo Clarín y la Actualidad » Disparates

Históricamente, pero sobre todo en los últimos años, diferentes políticos y comunicadores han lanzado no sólo opiniones sino hechos y datos falsos que pretenden asociar al Grupo Clarín.

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Durante las primeras semanas de julio Víctor Hugo Morales volvió a dedicar gran parte de sus programas a lanzar un compendio de disparates contra Clarín, sus periodistas y sus directivos.
El 9 de julio dijo:“¿Para qué vas a hablar de Papel Prensa? Ellos jamás lo van a hacer, jamás van a hablar de un tema en el que Magnetto va contra mi libertad de expresión, en la que yo me tomo la posibilidad de decir que a lo mejor tiene las manos ensangrentadas, chorreando sangre, de la historia de Papel Prensa.”

Desde que el Gobierno lanzó en el año 2009 su falso relato de la adquisición de Papel Prensa por Clarín, La Nación y La Razón, todos los medios del Grupo han tratado este tema. Inclusive, en nuestra página institucional hay secciones enteras dedicadas a esta cuestión y documentos completos con datos históricos. Por otro lado, decir que Magnetto tiene las manos manchadas con sangre es una difamación gravísima. En más de 30 años, nunca hubo ningún tipo de sugerencia o sospecha de que el secuestro de miembros de la familia Graiver haya tenido algo que ver con la adquisición de Papel Prensa. Tan es así, que cuando el Gobierno lanzó semejante acusación, los mismos familiares de David Graiver y de Lidia Papaleo salieron a desmentirlo.

“Libertad de expresión que Magnetto no tiene la misma condescendencia conmigo, y reclama millones de pesos y todo lo que haya de costas y demás, y rectificaciones. Para rectificarme de lo que pienso de esta persona, yo no sé qué tendrán que hacerme. Llevarme a los camastros donde torturaban a Lidia Papaleo. Es probable que yo no tenga el aguante que tuvo esa señora, lo más probable es que no, pero si no hacen una cosa por el estilo, yo no voy a abdicar de lo que digo de Magnetto.”
La demanda civil entablada por Héctor Magnetto está lejos de limitar el derecho de libre expresión del relator. En primer lugar, no se trata de una denuncia penal sino de una demanda civil por daños y perjuicios, que no busca silenciarlo de ningún modo, sino que se haga cargo de sus falsas denuncias, rectificándolas o haciéndose responsable de los daños que causa. Es muy importante recordar que la demanda contra Víctor Hugo Morales es por afirmaciones asertivas, no por opiniones, luego de que el relator utilizara en reiteradas oportunidades sus programas para imputarle a Magnetto hechos concretos y absolutamente falsos, como la responsabilidad en delitos aberrantes, conductas mafiosas, actividades criminales, etc. En los más de 60 años de vida de Clarín, distintas personas públicas han expresado opiniones –algunas muy virulentas- en contra del diario o de sus accionistas, pero nunca fueron demandados. Por ejemplo, Julio Ramos fue un crítico obsesivo y acérrimo del Grupo Clarín pero nunca cayó en la infamia de imputar delitos aberrantes a sabiendas de su falsedad.

“Los tuiteros sabían que Caamaño tenía una tarjeta, creo que American Express en la que había determinado tipo de gastos. Yo sigo pensando que el gobierno está bien dormido en un tema que se llama Impripost. Emite todo lo que nosotros tenemos en nuestro bolsillo, todos estos papeles, todas estas boletas, todo lo emiten ellos.”
Esto ya es el disparate del disparate. La empresa Impripost no imprime ningún resumen de ninguna tarjeta de crédito. Esta falacia fue inventada por Morales y es tan poco creíble que ni siquiera es repetida por los ultrakirchneristas.

El 15 de julio dijo: “la cobertura de la gente de Magnetto, de Clarín, en TN, al tema de la venta de las entradas. (...) Aquí hay viejas facturas que han ido esperando todo lo necesario para pasárselas al que les quitó el fútbol para dárselo al Estado."
La reventa de entradas por parte de directivos de la AFA es un tema que fue descubierto y tratado extensamente por la prensa brasileña, y luego por todos los medios argentinos, ya que se trata de un tema de indudable interés y actualidad informativa. Muy por el contrario, desde que Morales adoptó el discurso oficial, temas como éste (que en otro momento de su carrera hubiera merecido horas de “relato”) u otros de fuerte interés público (por tratarse de investigaciones de corrupción que involucran a funcionarios de primer nivel), directamente son ignorados o, en el mejor de los casos, mencionados para defender a los acusados o cuestionar a los medios que los difunden.

El 16 de julio habló de los desmanes que se produjeron en el Obelisco y dijo: “Nosotros no estamos lejos de alguna desgracia, no lo estamos. La están empujando y la están impulsando, la televisan en directo si es posible, como sucedió el otro día con lo de TN, esto es empujar a una desgracia.”
Las cámaras de TN y de El Trece estaban cubriendo (con más móviles y periodistas que cualquier otro medio) los festejos de los argentinos en el Obelisco por el Mundial de Fútbol. Ese era el objetivo único y exclusivo de la cobertura, similar a la que se había hecho para la semifinal. Fue en medio de la misma cuando comenzaron los desmanes. Los primeros destrozos fueron incluso contra el móvil de TN. La gran mayoría de los medios (salvo 678) los cubrió in extenso. En definitiva, lo único que hicieron los periodistas que estaban apostados en el lugar fue cubrir los hechos de violencia que estaban ocurriendo. Algo que cualquier periodista que se precie de tal tenía la obligación profesional y ética de hacer. El problema no fue de los que transmitieron, sino de los que ocultaron o silenciaron.







El 26 de mayo del 2014 Víctor Hugo Morales se sumó a las voces oficialistas que manipularon declaraciones de Adrián Suar para intentar enfrentarlo con los actores. El relator dedicó gran parte de su programa para atacar al Gerente de Programación de El Trece y redobló la apuesta llegando hasta acusar y condenar a los actores que trabajan en los canales y productoras del Grupo Clarín.
En más de una oportunidad, Morales condenó a los periodistas que trabajan en Clarín por el simple hecho de cumplir con su función informativa. Pero esta vez, con tal de legitimar los exabruptos de las usinas oficialistas, cargó directamente contra los actores que trabajan en Canal 13. Pareciera que para Morales los únicos que están autorizados a trabajar y opinar son los que lo hacen en los medios estatales o paraestatales, medios que presentan una única voz y pensamiento.
Desde hace más de 25 años el Grupo Clarín, a través de Artear y sus productoras, es el principal empleador de actores, autores y técnicos argentinos y lleva producidas más de 25 mil horas de ficción en el país. Nunca, en todos estos años, se discriminó a nadie por su ideología. La única condición para trabajar en sus programas es el talento. Incluso, actores que han manifestado abiertas críticas hacia el Grupo Clarín fueron convocados para importantes proyectos. De ello pueden dar fe todos y cada uno de los actores que han trabajado en Canal 13 a lo largo de estos 25 años. Pueden dar fe no sólo desde las ficciones, sino desde numerosos programas de nuestras pantallas, dónde cada uno puede decir lo que piensa y siente con absoluta libertad.

El 18 de mayo del 2014 el programa ultraoficialista 678 dispuso la totalidad de su emisión para que el vicepresidente Amado Boudou intente dar algún tipo de explicación sobre los motivos por los cuáles la Cámara de Casación Penal le negó el sobreseimiento en la causa Ciccone. Ante la falta de creatividad, Boudou aseguró que se trata de una causa motivada por los medios de comunicación en represalia por haber impulsado la estatización de las AFJP. Sugirió que lo hicieron por una supuesta pérdida de publicidad de Clarín y La Nación por dicha estatización y repitió el viejo latiguillo de la "estafa a la Anses" por la salida a la Bolsa del Grupo Clarín.
Quién negó el sobreseimiento de Boudou y quién mantiene abierta la causa que lo involucra es la propia Justicia, no los medios de comunicación. En cualquier sociedad, la investigación de un vicepresidente por supuestos actos de corrupción es noticia. Es descabellado decir que el tratamiento de semejante información es la consecuencia de una represalia. Y mucho menos que esta represalia es producto de lo que las AFJP dejaron de invertir en publicidad por su estatización. Con ese criterio, no se entendería por qué desde dicha estatización, en 2008, hasta el descubrimiento del caso Ciccone, en 2012, Boudou no fue especialmente noticia.
En segundo lugar, Boudou intenta nuevamente distorsionar la historia y vuelve a insistir con un disparate que ya fue respondido en más de una oportunidad en esta misma sección. Luego de la salida a la Bolsa del Grupo Clarín, el 18 de octubre de 2007, más del 80% de las acciones fueron vendidas a inversores internacionales. La demanda más que duplicó la oferta. Dentro del tramo local, las AFJPs adquirieron un porcentaje menor, que no llegó al 1% de sus carteras. Las acciones de Clarín registraron una suba de más del 12% pocos días después de salir a la Bolsa, tendencia positiva que se mantendría durante varias semanas. Luego, con la crisis económica global se generó una baja generalizada que afectó a todas las compañías cotizantes en Bolsa, de la que nunca terminaron de recuperarse por el contexto macroeconómico del país, que hace que los activos argentinos valgan mucho menos que los de países vecinos. Posteriormente, luego de desatada la feroz ofensiva oficial contra Clarín desde marzo de 2008, las acciones del Grupo reflejaron además este acoso administrativo y regulatorio. Al hacer este tipo de afirmaciones, el Gobierno pretende tapar el sol con las manos y esconder uno de los motivos principales que afecta el valor tangible e intangible de la empresa: esta brutal campaña de hostigamiento que ya suma más de 700 ataques, bloqueos, amenazas, regulaciones e iniciativas legislativas con nombre y apellido.

El 23 de abril del 2014 el relator Víctor Hugo Morales volvió a insistir con una falacia que él mismo inventó y es que Clarín imprime resúmenes de tarjetas y que por eso tiene la información de lo que gastan los argentinos: "Si ustedes en este momento meten la mano en el bolsillo van a sacar algo de la tarjeta de crédito, lo que pagaron anoche, etcétera, el que emite todo eso, todo lo de facturas, todo lo que recibimos (...) es la gente de Clarín con la gente de Techint, 50 y 50. ¿Cuánto nivel de información podrá haber?”
Esta información ya fue desmentida en esta misma sección el 3 de septiembre del 2012, que fue el día en que Morales comenzó con este invento. Ninguna imprenta de Clarín imprime ni imprimió resúmenes de tarjetas de crédito. Tal es el grado del disparate que en todo este tiempo no hubo otra voz oficial que deslizara algún indicio o prueba que puedan apoyar semejante nivel de fabulación.

El 10 de abril del 2014 el relator Víctor Hugo Morales dedicó gran parte de su programa a apoyar a las empresas extranjeras de telecomunicaciones para así poder atacar al Grupo Clarín. Según Morales, Clarín fue el responsable de que la actual ley de medios no le permita a las telefónicas brindar servicio de televisión por cable: “Speedy que podría dar cable pero no lo puede hacer porque ataron de pies y manos en la ley, en un error posiblemente, y bastante lo dijimos, en su momento. ¿Qué consiguió Magnetto? Que el mercado no le discuta nada”.
Distorsionar la historia reciente forma parte del cada vez más insólito guión de Morales para despotricar contra el Grupo Clarín. La prohibición a las telefónicas para que ofrezcan televisión por cable fue una concesión abierta del Gobierno a ciertos sectores de la oposición para que aceptaran votar a favor de la ley de medios. Ni los kirchneristas más fabuladores han llegado a esbozar semejante teoría. El problema en la Argentina no es la competencia en TV paga o Internet, que es intensa y dinámica, sino justamente en telefonía, donde se mantiene de hecho un monopolio en las dos regiones que se dividió el país para la privatizacion de la ex Entel. Paradójicamente, Morales omite que, pese a tener licencia, Cablevisión no puede ofrecer triple play (es decir telefonía) porque el Gobierno no le otorga, con arbitrariedad y discriminación manifiesta, la numeración para hacerlo, como sí la tiene Telecentro y otros operadores.

El 18 de marzo del 2014 Víctor Hugo Morales fue entrevistado por Alejandro Fantino en el programa Animales Sueltos. Durante los más de 40 minutos que duró la entrevista, Morales atacó de manera enfermiza, con múltiples mentiras, exabruptos y difamaciones al Grupo Clarín, sus directivos y sus periodistas. Repitió hasta el cansancio calificativos como “mafiosos” y “corruptos” y repitió numerosos disparates que ya había lanzado antes: dijo que Clarín “plantó un testigo falso” en el caso de Ángeles Rawson, que Héctor Magnetto pergeñó las privatizaciones de los 90, que se reunió con los torturadores de los Graiver, que envió un mail masivo acusando al relator de haber sido comprado por el Gobierno, que los medios buscan que el Papa “caiga en desgracia", que mienten en casos como los de Boudou y Echegaray, etcétera.
Ya no sorprende que el relator use cada espacio que le conceden para atacar con un nivel de agresividad y falsedad pocas veces visto a Clarín. Su obsesión es tan grande que le ha quitado cualquier atisbo de seriedad. La mayoría de las acusaciones fueron respondidas en esta misma sección:
Asimismo, es absolutamente falso que Magnetto o Clarín hayan enviado o mandado enviar un mail masivo relativo a Morales; también es falso que el CEO de Clarín haya estado reunido con el torturador de los Graiver, etc. Ni qué hablar de los casos Boudou o Echegaray: basta leer las causas judiciales o las investigaciones periodísticas sobre enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias para comprobar de qué lado están los hechos y de cuál las protecciones y defensas vergonzosas para alguien que dice hacer periodismo.

El 26 de febrero del 2014 el vicepresidente Amado Boudou eligió el programa radial de Víctor Hugo Morales para intentar correr el eje de las imputaciones que pesan sobre él en la causa judicial por la ex imprenta Ciccone. Boudou dijo que se trata de una operación mediática y que el Grupo Clarín "tiene tanto interés en la causa porque quería asociarse con la familia Ciccone". También aseguró que Clarín tenía el 5 por ciento de las acciones de la firma que imprime billetes y que quería quedarse con el 51 por ciento.
El nivel de fabulación al que recurre el vicepresidente para intentar desligarse de las acusaciones que enfrenta, supera todos los límites. Jamás el Grupo Clarín tuvo acciones de Ciccone. Tampoco interés en asociarse o adquirir dicha compañía. Estas falsedades se suman a tantas otras que el vicepresidente viene lanzando desde que comenzó a ser investigado por sospechas de corrupción, negociaciones incompatibles con la función pública y enriquecimiento ilícito. Boudou sigue la vieja estrategia de culpar a los medios para desviar el foco de su situación judicial.

@
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https://www.youtube.com/user/eltreceok/search?query=victor+hugo
https://www.youtube.com/user/resumendelmedio/search?query=victor+hugo+boudou

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