Viernes, 28 de marzo, 2014
Desperté en medio de la noche, sudado y casi a los gritos. Soñé con
ella, vestida de negro, con su máscara Lancôme de 3 centímetros de
profundidad, que se me acercaba y me decía “Lucca, I´m your mother”. Fue
horrible.
Sé que usted me había pedido que, cuando tuviera situaciones
difíciles de manejar, la llame sin importar el horario.
Tendría que
haberme advertido que no lo haga si son las 4,30 de la mañana, pero
quédese tranquila, que esta madrugada tuvo la oportunidad de decírmelo
con tanto énfasis que me quedó claro.
Le cuento. Todo comenzó cuando fui invitado a la inauguración de la
ampliación de las obras en aeroparque. Emocionado, llegué y me encontré
con Moria Casán, que desde la causita penal en Paraguay, pasó de bancar a
los milicos a ser más kirchnerista que stencil del Nestornauta. Entre
el público divisé a dos docentes bonaerenses. Fue fácil identificarlos:
estaban junto a Anamá Ferreyra guardándose en las carteras la mayor
cantidad de sanguches de miga que podían.
Finalmente, Cris llegó rengueando, acompañada de Rafael Bielsa
-avisen a Missing Children que apareció-, Floppy Randazzo, Julio De
Vido, el genio del déficit Mariano Recalde, el hobbit Kicillof y Eduardo
Eurnekián.
La Presi contó que el Aeroparque Jorge Newbery es muy importante para
el país porque ella lo usa mucho desde 1995, que fue privatizado en
1997 -esa parece que no les molesta- y que desde la recuperación
económica, creció de la mano de Aerolíneas Argentinas.
Mientras una de las maestras me preguntaba si me iba a comer o no el
folleto que me entregaron en la entrada, Cristina le contaba a Eurnekián
que él pudo ganar mucha plata gracias a toda la que le pagó Aerolíneas
Argentinas por el aumento de las frecuencias de vuelo, no sólo en
Aeroparque, sino en todas las demás terminales aeroportuarias que
administra el empresario. O sea, todas las del país.
Qué se yo, me resultó raro. Porque lo curioso del asunto, es que
Eurnekián concentra el mayor de los monopolios que tiene la Argentina:
administra la totalidad de los aeropuertos del Sistema Nacional y su
empresita está reconocida como la red de aeropuertos más grande del
mundo. Y todo gracias a una concesión hecha durante el segundo mandato
de Carlos Menem de un modo un tanto raro, a tal punto que a Jorge
Rodríguez -por entonces jefe de Gabinete- lo procesaron por favorecer a
Eurnekián. No sé bien con qué, pero doy por sentado que no fue a cambio
de caramelos Media Hora.
Y así fue como la Presi enumeró casi todos los aspectos en los que
creció Aerolíneas. Y digo casi, porque se le pasó el punto en el que más
creció: el déficit.
Luego, contó que “cuando uno llega a Ezeiza o a Aeroparque, se da
cuenta que no está en un país de cabotaje, está en un país de nivel
internacional”, y que “uno se da cuenta como es el país por dos cosas:
la modernidad de las instalaciones y el sistema de autopistas”. Y la
modernidad argentina se puede notar por los kilómetros de villas
miserias que ofician de bienvenida a lo largo de la Ricchieri. Eso sí
que es internacional: salir de un aeropuerto y jugar a adivinar si se
está en Argentina o en Kenia.
Con la cosmovisión que le permite su vida de multimillonaria
terrateniente, la Presi tiró que “las clases medias bajas se pueden
permitir viajar en avión”. Intenté analizar el dato, pero justo me
interrumpió otra vez la maestra para preguntarme si no me sobraba un
sobrecito de mayonesa.
Mal momento el mío, porque justo Cristina empezó a hablar de los
alfajores que repartían en los vuelos de Aerolíneas. “Se quejan, pero en
los vuelos de cabotaje hoy no te dan nada y, si querés algo, tenés que
pagar en efectivo”. Sí, me llamó la atención, dado que en un vuelo de
tres horas a Ushuaia, los de LAN me dieron gaseosas, alfajores y
tostadas con mermelada y cuando viaje por TAM hace cinco meses, en menos
de dos horas y media me enchufaron una bandeja de almuerzo con entrada,
plato principal y postre. Le quise comentar a la maestra que me
acompañaba pero me dijo, con los ojos cerrados, que no la interrumpiera,
que estaba comiendo alfajores por telepatía.
Y mientras la maestra babeaba, la que viaja en el Tango 01 le contaba
a los que se mueven por Emirate Airways lo lindo que se viaja por
Aerolíneas Argentinas. Y todos aplaudían.
Eso no es todo. Como me quedé con ganas de más, ayer me di una vuelta
por Olivos. La primera impresión que me llevé fue que la militancia
predica el ajuste con el ejemplo: antes llenaban la Plaza de Mayo,
después se juntaban a tomar mate en Parque Lezama, luego pasaron a copar
el living de la Rosada, y ahora se conforman con el rincón trasero
izquierdo del jardín de invierno de la Quinta de Olivos.
Mientras pensaba si era realmente una buena idea hacer una cadena
nacional justo en el horario de Avenida Brasil, entre el público, hallé
de infiltrados a tres jubilados echándole mermelada a un pedazo de
durlock que sobró de la última reforma. Me dijeron que me quede
tranquilo, que todos pensarán que Virginia Lago se extendió demasiado en
la presentación.
La idea era hablar de los parques industriales y los fondos
destinados a los mismos, aunque muchos sean terrenos baldíos alambrados.
Tema de estudio de los años kirchneristas debería ser el caso de Lomas
de Zamora; un predio destinado a Parque Industrial que desde 2008 es una
villa que va de Camino Negro a Camino de Cintura.
Obsesionada
con los alfajores, por segundo día consecutivo la Presi mencionó a ese
obscuro objeto de deseo. Se quejó porque el dueño de Fantoche le llevó
un mini alfajor y no uno triple, mientras personal de seguridad
forcejeaba con los tres jubilados que quisieron abalanzarse sobre el
único objeto sólido y legalmente comestible que se hallaba en el lugar.
Ensañada con hablar de cosas que nadie entiende, anunció una nueva
línea de créditos para PyMes a siete años, con una tasa anual del 14%, a
la cual calificó de negativa, dando por sentado que ni en este año, ni
en los próximos tres siglos, hará algo para que la inflación baje.
Luego de que la seguridad notara que uno de los jubilados llamaba a
Simón mientras otro prendía un fueguito, los dejaron entrar de vuelta,
justo cuando Cristina contaba que en 2003, desde el helicóptero, se veía
que en Puerto Madero había sólo uno o dos edificios y que hoy no entra
ni uno más. Ahí le falló la visión estratégica, porque desde el
helicóptero también puede ver que en la Villa 31 no entra un ladrillo
más, y sin embargo, siguen en permanente expansión hacia arriba, en una
clara competencia por lograr el rascacielos más representativo de
Argentina.
Tal como quien mira por la ventana del bar el desfile de pibes
vendiendo estampitas, Cristina toco de costado el tema de la quita de
subsidios y nos contó que todos los mortales pasaremos a pagar mucho más
de tarifas, menos aquellas empresas a las que les está regalando la
guita -según sus propias palabras- para que produzcan alfajores y
tornillos. Por si no quedó claro, remarcó que a las industrias no les
tocarán un sólo pesito de los subsidios al gas, y todo para que cuando
la temperatura baje de los 15 grados, haya que cerrar las fábricas para
que la gente pueda prender la estufa.
Como si no estuviéramos al tanto del funcionamiento de El Modelo, la
Presi contó que el esfuerzo no lo hace ella, sino los argentinos que
pagamos el 21% de IVA. Al borde de las lágrimas dijo que “por ahí muchos
no llegan al mínimo no imponible de ganancias”, y lo hizo al día
siguiente de que el Indec anunciara que el 75% de los asalariados cobra
menos de $6.500 pesos, que el 10% de la población no llega a 9 mil, y
que otro 10% hace lo que puede con 1.200 pesos. Le pregunté a unos de
los jubilados qué le parecía la apreciación de la mandataria, pero tenía
la boca ocupada masticando uno de los potus del salón.
Y ahí pasó lo que nunca me esperé. Ni once años de kirchnerismo ni
seis años de discursos de Cristina me prepararon para ese momento. “Yo
me siento la madre del país, la madre de todos los Argentinos”, dijo
Cristina, dejándome al borde de un accidente cerebro vascular.
No sé cómo tomarlo ¿Me entiende? Me llené de confusiones. Ahora, cada
vez que un comentarista me dice hijo de puta siento que no me está
faltando el respeto a mí. Es como un golpe al ego. Aparte, cuando me
mandan a la de mi madre, no sé si ir Balvanera, a la Rosada, a Olivos o a
Calafate.
Si bien ahora entiendo que el patrimonio de Cristina se puede
justificar en los 40 millones de regalos que recibe cada tercer domingo
de octubre, también me preocupa el tema de la sucesión. No, no estoy
pensando en la muerte de nadie, pero uno tiene que ser precavido. ¿Se
imagina el quilombo que será una división de bienes entre 40 millones de
hermanos?
Después la Presi siguió con lo suyo y recordó que el país era un
infierno cuando Néstor asumió en 2003 y que Scioli puede dar fe de ello
porque lo acompañó como Vice. Scioli, justo Scioli, que venía de ser el
secretario de Turismo del gobierno anterior. ¿Entiende lo difícil que se
me hizo digerir el resto del discurso?
Mientras miraba, aturdido, como los tres jubilados se peleaban por el
último tallo de lo que alguna vez fue una planta, Cristina contaba que
su madre, como jubilada, pudo comprarse dos acondicionadores de aire
para soportar el calor de La Plata. Decir que los tres viejos estaban en
otra, porque creo que pasaban a mejor vida, que en el caso de ellos,
sería literalmente una mejoría.
Si partimos de la base de que la propia madre de la Presidenta le
tuvo que hacer juicio al Anses -y lo ganó- creo que no dio el mejor de
los ejemplos. O en una de esas, en La Plata la jubilación alcanza para
comprar dos acondicionadores de aire, comer todos los días y contar con
un helicóptero para tomarse el palo cuando el agua empieza a subir.
Fueron muchas cosas para un mismo día. Hasta ayer, ayudaba a mi vieja
a llegar a fin de mes y ahora me encuentro con que mi mamá no es mi
mamá, que mi verdadera mamá es terrateniente, hotelera y multimillonaria
estatal, y que mi abuela es hincha de Gimnasia ¿Cómo no me voy a
despertar de esa manera?
Usted seguro tiene algo para aconsej…si, ya sé que terminó la sesión,
pero no me puedo ir así. Miré si esta noche sueño con…¿300 pesos? ¿Qué
pasó? Sí, entiendo lo de las tarifas, pero Capitanich acaba de decir que
eso no repercute en la infl…sisi, la semana que viene a la misma hora.
¿Me baja a abrir? Bueno, me fijo si está el portero…
Viernes. No cualquiera tiene el lujo de contar con una madre arquitecta egipcia, papisa y exitosa abogada.
Publicado por
relatodelpresente
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