De no creer | Sábado 16 de agosto de 2014 | Publicado en edición impresa
Por Carlos M. Reymundo Roberts | LA NACION"Analiza los planes del enemigo de forma que puedas averiguar sus puntos débiles y sus puntos fuertes. Agítale de cara a identificar las pautas de sus movimientos. Ponle señuelos para que revele sus disposiciones, y determina su posición. Lanza un ataque de prueba para aprender donde es fuerte y donde es deficiente. El principal objetivo en la disposición de las tropas propias es situarlas sin que presenten una forma identificable." Sun Tzu
Cualquiera que haya sido instruido por La Cámpora lo sabe muy bien: lo importante es identificar el enemigo. Una vez que lo hiciste, lo demás, es decir, su destrucción, viene por añadidura. Básico como soy, una vez, en medio de una sesión de adoctrinamiento, pregunté qué íbamos a hacer cuando no quedara ninguno. "Buscarnos otros, gil. Una revolución siempre necesita enemigos."
Ahora, el mandato bajó claro. Hay que detectar a los buitres internos. "Son los peores", nos advirtieron. Puse manos a la obra, y con horror pronto llegué a la conclusión de que, efectivamente, la Argentina se está llenando de esa gente execrable. Pero además de ser muchos, son poderosos y están muy activos. Y así como nosotros tenemos el lema "Patria o buitres", el de ellos es abominable y perturbador: "Buitres o buitres".
Para entendernos, el buitrismo es un movimiento con sede en el despacho de Griesa y ramificaciones en todo el país, al que se propone esquilmar, someter. Cuando Cristina y Kicillof se plantaron bajo el grito de "no pasarán", células hasta entonces sumergidas salieron a la luz. Nos invadieron. Descubrirlas es fácil: el que no está con nosotros, está con ellos. El que nos pega, está a sueldo de ellos. El que quiere que les paguemos, es uno de ellos. ¿ Zannini organizó la colecta con los bancos para comprar la deuda? Se convirtió en sospechoso. ¿ Fábrega pasó la gorra y logró juntar buena guita? Sospechoso. ¿Cristina fue la que autorizó esa movida? Sospechaba de los dos y les hizo pisar el palito. Por Dios, qué jugadora.
A la cabeza del proceso está, cuándo no, la Iglesia, que puso el grito en el cielo por la ola de despidos. Capitanich , un vocero de verbo inescrutable e ideas sofisticadamente confusas, esta vez contestó muy bien: les dijo a los obispos que en vez de meterse con el desempleo hablaran de los fondos buitre . Fue una forma de desenmascarar a los curas, que no criticaron a los buitres sencillamente porque son buitres vestidos de negro. De paso, que se entere el país: los que nos critiquen tendrán que enfrentar la misma acusación. Toda crítica será tomada como un servicio al buitrismo y un atentado contra la patria. ¡Gran idea, Capitanich! Quiero decir: gran idea para ser de Capitanich.
Además, ¿no les parece raro que de buenas a primeras haya tantos despidos en la industria, los servicios, el comercio? Lo de los autos, un sector que venía con mucho dinamismo y de pronto se paró, es muy extraño. Algunos le echan la culpa a no sé qué impuesto. Mentira. Es evidente que Griesa dio la orden: "Nada de salir a comprar 0 kilómetro, ¿OK?" Voraz exterminador, también está detrás del cierre de miles de locales en todo el país. Y de fábricas. De la suba del dólar. De la crisis del sector inmobiliario. Del déficit fiscal. De la debacle energética. De la inflación. De la recesión. De los paros. La verdad, tenemos que estar atentos porque este tipo es un insaciable. Si no hacemos algo, nuestro lema ya no será "Patria o buitres", sino "Buitres o lo que queda de la patria".
El martes, Cristina fue a Paraguay a cobrar los 6000 millones de dólares que nos deben de Yacyretá. Pero se reunió durante dos horas con el presidente Cartes y no pudo arrancarle un mango. Nadie me saca de la cabeza que Cartes es buitre (aunque lo intentó disimular cuando, según me dicen, acusó de buitre a Kicillof por la forma desalmada en que negoció el monto y el plan de pago). Esta semana protestaron AEA, la Rural, la UIA y los bancos. Todos buitres. La CGT de Moyano reclama cambios en Ganancias . Buitres. La CGT oficialista también. Buitres. Hicieron paro los sindicatos de empleados de cine y no se pudo estrenar Relatos salvajes. Buitres. Buitres salvajes. Arrecian las muertes por la inseguridad . Buitres asesinos. Quebró la imprenta Donnelley y dejó a 400 operarios en la calle. Buitres terroristas. Los jueces comprometen cada vez más a Boudou . Buitres disfrazados de justicieros. Un fiscal duda de que a la novia de Boudou le hayan robado las computadoras. Buitre. Buitre perspicaz, admito. Las empresas de medicina prepaga reclaman un aumento de 9%. Buitres de guante blanco. Cae la siembra de maíz por tercer año consecutivo. Buitres de campo. Se multiplican los cortes de calles y piquetes. Buitres de ciudad. Hubo demoras y cancelaciones en Aeroparque. Buitres de alto vuelo. Le robaron 500.000 pesos de la recaudación a "la Mona" Jiménez. Buitres de cuarta (o cuarteteros).
Ya ven, la ofensiva no se detiene. También nos golpean afuera. En Nevada consiguieron avanzar en su intento de quedarse con 123 sociedades de Lázaro Báez sospechadas de lavar dinero. Tienen que ser muy audaces para tratar así al socio de Cristina.
Por eso, mi reporte a La Cámpora fue contundente. Caractericé al enemigo que tenemos enquistado como una hidra de mil cabezas, capaz, al mismo tiempo, de parar la producción, aumentar los precios, agitar los mercados, hacer caer el consumo, infiltrar las instituciones, sembrar la desconfianza, espantar a los inversores, perturbar los ánimos, dividir a los argentinos. Una hidra locuaz y poderosa, poderosísima. Una reina rodeada de súbditos. Con una ambición sin límite. Que hasta admite que va por todo.
No sé qué paso, de quién pensaron que estaba hablando, pero después de leer un par de veces mi descripción del enemigo, me echaron.
De no creer | Sábado 09 de agosto de 2014 | Publicado en edición impresa
Scioli al desnudo: lo que nunca dijo
Por Carlos M. Reymundo Roberts | LA NACION
De no creer | Sábado 02 de agosto de 2014 | Publicado en edición impresa
Aguante el default, contra toda la traición
Por Carlos M. Reymundo Roberts | LA NACIONNo sé si podré terminar de escribir esta columna. Atravesado por la emoción, con el corazón a punto de estallarme, no creo estar en condiciones de mantener el pulso y la templanza. Una y otra vez me vuelven las imágenes de nuestra Presidenta durante el acto de anteayer, pletórica de felicidad en su recién estrenada condición de defaulteadora . Una y otra vez asiento con Scioli , sonrío con Boudou, me entrego al éxtasis con Kicillof , aplaudo desde las primeras filas con Verbitsky, canto y lloro con la militancia en los patios de la Casa Rosada.
Una y otra vez vuelvo mis ojos sobre ella. La hemos vista exultante otras veces, por ejemplo hace poco, cuando festejó que íbamos a romper el chanchito para pagarles una millonada a los cretinos del Club de París . Pero esta vez es distinto. Ahora, que está festejando exactamente lo contrario, es como que la alegría la embarga de pies a cabeza, como que la cosa es más visceral y profunda.
Déjeme que la mire, señora. Y que la admire. Déjeme que le diga que usted ha pulverizado a Rodríguez Saá, que al declarar que no iba a hacer frente a una deuda de 132.000 millones de dólares, en diciembre de 2001, apenas se ganó el aplauso del Congreso. A usted la ovacionaron en el Salón Dorado y en tres patios sucesivos por 1500 millones. Cuatro ovaciones contra una sola del Adolfo. Si entramos al default, que sea por la puerta grande.
Me van a decir que en la Casa Rosada kirchnerista se aplaude cualquier cosa. Que los asistentes a nuestros actos primero aplauden y después preguntan. Que es un apoyo subsidiado. Que en las convocatorias dice: "Está usted invitado a aplaudir a la señora Presidenta a las 18.30 en el Salón Dorado". Todas mentiras. Sí es cierto que Cristina nos cautiva con su verbo y con su encanto, y que nadie como ella justifica con la misma convicción un pago y, al día siguiente, una cesación de pagos.
A ver si me entienden: nosotros estamos con ella. Siempre. Cuando aplaude a los Eskenazi por lo bien que están manejando YPF (diciembre de 2010), cuando expropia YPF por lo mal que lo están haciendo los Eskenazi (abril de 2012), cuando culpa a Repsol de haber vaciado YPF y cuando le paga a Repsol una indemnización de 10.000 millones de dólares por haberla vaciado. Estamos con ella cuando les dice a Zannini , a Capitanich y a Fábrega que aprieten a banqueros y empresarios para que compren la deuda de los holdouts, y cuando, 24 horas después, los manda al infierno a todos ellos, que ya habían juntado la plata. La respaldamos cuando le promete a la justicia de Estados Unidos que va a cumplir con la sentencia, y cuando les jura a los argentinos que lo último que hará en su vida es acatar esa sentencia. La respaldamos hoy, en pleno festival del default, y en enero o en febrero, cuando empiece a pagarles a los buitres .
Estamos con ella y, por supuesto, estamos con Kichi. Un grande. En 2005 y 2010 los holdouts no aceptaron los canjes porque la quita era muy grande. Claro que lo era. Enorme. De Néstor para acá venimos vanagloriándonos de haber hecho "la mejor reestructuración de deuda soberana de la historia". Los tipos no aceptaron y nos hicieron un juicio, en el que, depredadores salvajes, invirtieron fortunas. Lo ganaron en las tres instancias. Cuando llegó el momento de pagar, de cumplir el fallo, "el pibe rubiecito", como lo llamó la señora, se les presentó en Nueva York y les dijo, muy suelto de cuerpo: "Les ofrecemos que cobren lo que se negaron a cobrar cuando nos demandaron". Los buitres no entendieron. Se los explicó mejor: "Ahora que ganaron el juicio, cobren como si lo hubieran perdido". Cada vez más asombrados, con su buitridad perpleja, contestaron que no. "Carroñeros insaciables", los fulminó Kichi antes de dar el portazo. Afuera lo esperaban las felicitaciones telefónicas de Cristina, tuits de viejos camaradas marxistruchos de la UBA, el calor de la militancia, la reivindicación de su propia historia. Hasta entonces caracterizado como el que "ante la duda, paga", ahora era el que "ante la deuda, pega".
Vuelvo a la Casa Rosada. Allí todo es fiesta. La señora acaba de anunciar un aumento para los jubilados. La mayoría pasará a cobrar 3200 pesos, lo cual servirá para reactivar la venta de autos de alta gama y el mercado inmobiliario. Otro anuncio: se crea un fuero judicial dedicado a proteger los derechos del consumidor (con jueces amigos, por si la primera denuncia es contra el Gobierno). Y, en la Secretaría de Comercio, un observatorio de precios, para poder apreciar bien de cerca el fenomenal espectáculo de su crecimiento.
Claro que la apoteosis llega cuando Cristina jura por la memoria de Néstor que no va a pagar, que no cederá al chantaje. Dice que esto no es un default y la aplauden; la aplauden porque les encanta verla defaultear. La Casa Rosada está en llamas. Cristina ha encendido el fuego de la justicia universal, en el que se consumen Griesa , el mediador y los buitres, y el fallo, y las negociaciones, y el banquero Brito, y los que desde dentro del Gobierno defienden la ortodoxia. No importa el desempleo, la inflación, la recesión, el déficit fiscal. Que trepe el paralelo y se derrumben los mercados. Es el viejo país. El nuevo, el que está alumbrando la señora, se levantará sobre esas cenizas.
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