Viernes, 5 de septiembre, 2014
Ante la certeza de que faltan once meses y monedas para que se inicie
el proceso electoral que pondrá fin un Gobierno que fue tan poderoso
que después de 12 años entregará el país igual que como lo encontró,
sentí un temor sólo comparable al de Diana Conti ante la implementación
de la Ley Seca.
La teoría dicta que frente a la proximidad de la finalización de algo
que no fue de nuestro agrado, uno debería relajarse y aguantar, que ya
se acaba. La realidad, en cambio, nos muestra que, al igual que el
vecino que nos destroza la bordeadora antes de devolverla, el
kirchnerismo es capaz de serruchar las patas de las sillas en las
oficinas de la Casa Rosada sólo para romper las tarlipes del que venga.
Cristina arma una acto para realizar “anuncios educativos” y festeja
que una biblioteca popular recibirá plata de todos los argentinos
después de haber tenido el acto patriótico de rechazar la donación de
una empresa “buitre”. Obviamente, el hecho no le salió gratis a la
biblioteca y Cristina pidió que pase a llamarse “Palabras del Alma
Argentina, porque es el alma argentina, que no es cualquier cosa”.
La visitante ilustre de Seychelles se ofendió porque ese fondo buitre
al que le rechazamos la donación tiene sus cuentas en otros paraísos
fiscales, pidió que echemos a nuestros abogados de Nueva York y
“contratemos a Cinthya” la ex-mujer del dueño de la empresa, y se hizo la
simpática al afirmar que las paredes que están levantando en la
biblioteca “crecen torcidas porque no las hacen albañiles”.
El
primer “la aula” se le pudo escapar. El segundo “la aula” fue
preocupante. Desde el tercer “la aula” en adelante, Cristina mereció
recibir el doctorado en analfabestialismo.
Los problemas para ubicar los
artículos determinados no le impidieron celebrar el nuevo paso en la
revolución educativa y, en una acción que envidiaría el mismísimo
Domingo Faustino, afirmó que a partir del año que viene será obligatoria
la salita de cuatro años, “porque siempre vamos por más”.
Luego afirmó que ella no sale a comer afuera desde que murió Néstor
Kirchner, pero que su ausencia de cuatro años en el mundo de los
restaurantes no le impide afirmar que es mentira que estén cerrando,
porque los papelitos que tiene arriba del escritorio dicen lo contrario.
Así gobierna: los pobres que puede ver desde la ventana de su despacho
no existen, tampoco, porque sus estadísticas así lo afirman.
Como el boludeo siempre da para más, la misma Presidenta que se pasó
los últimos lustros tratando de antipatrias a los que consumen productos
importados y gastan con tarjeta en el exterior, salió a defender “el
Necflic”. Si bien no fue confirmado por fuentes oficiales, supongo que
se refería al sistema pago de videos por streaming que los demás
conocemos como “Netflix”. El motivo de la defensa fue que desde el
Gobierno de la Ciudad quieren cobrar una tasa del 3% sobre cada boca, lo
que implica un gasto extra mensual de dos pesos. Lamentablemente, la
indignación de Cristina sobre el sistema que provoca que el gobierno
gire mensualmente nueve dólares al exterior por cada usuario, se le
acabó rápido y no le alcanzó para quejarse del impuesto a las ganancias
que se comió casi la totalidad del aguinaldo de varios miles de
laburantes.
En un rapto de arrepentimiento, Cristina pidió perdón por haber dicho
que las terminales automotrices “encanutan los autos”, cuando en
realidad sólo quiso decirles que están boicoteando la economía
argentina. Para finalizar, en menos de quince segundos afirmó que en
Relatos Salvajes se ve un auto de alta gama, felicitó con un “chapeau”
al cine paraguayo, contó cuántos autos se vendieron el año pasado y
remarcó que el salario mínimo es el más alto de américa latina.
Como decía al principio, el relax por el fin de ciclo me preocupa
porque todavía quedan 65 semanas y, a un promedio de dos discursos cada
siete días, nos pueden esperar -como mínimo- unos 131 monólogos
surrealistas presidenciales.
Sin embargo, lo que me genera pánico es el daño ideológico y cultural
que dejaron y no sólo en las filas de sus acólitos. Todavía hay
mamertos en el Congreso que piensan en términos de patriotismo frente a
cada proyecto enviado por el Ejecutivo para hacer partícipes a todos de
las cagadas que se mandaron y otro número asombroso de opositores que se
quejan sólo de los modales del Gobierno.
La unidad de pensamiento es casi hegemónica en los grandes dirigentes
y, frente a un Gobierno que dijo ser Peronista, Progresista y de
Izquierda, se plantean las opciones del verdadero peronismo, verdadero
progresismo y verdadera izquierda. Algunos afirman que están en contra
del Gobierno pero no de sus estandartes, dado que muchas de las grandes
banderas del kirchnerismo fueron ideas que les copiaron, y cuestionan
una y otra vez las formas, dejando bien en claro que no les jode el
kirchnerismo, sino los kirchneristas.
Otros, mucho más vagos de discurso, sostienen como todo argumento “el
debate y el diálogo”. No importa lo que se plantee, la respuesta sera
igual de esquiva y ambivalente. ¿Qué piensan hacer para arreglar la
economía? Un diálogo que incluya a todos los sectores para la
reconciliación de los argentinos. ¿Qué planes tienen para el desastre de
la inseguridad? Un amplio diálogo que abarque a todos los actores de la
sociedad. ¿Qué opinan de que el Diego siga trayendo vástagos al mundo?
Es algo que debe salir de una mesa en la que todas las voces puedan
expresarse.
Y no quiero olvidarme de los que piensan que más es mejor y que con
mucha fuerza alcanza, cuando no se tiene dirección. Dirigentes que no
logran un acuerdo entre cinco gatos locos y quiere unidades más grandes,
mamertos que van a un pacto y sólo cuidan su quintita, otros que hablan
de renovación de colores y los que prometen tantas cosas que se
contradicen y no prometen nada. Frente Renovador, Frente para la
Victoria, Frente Amplio con balcón y contrafrente muy luminoso con bajas
expensas.
Es
cierto que Argentina es frentista hace añares, pero desde un tiempo
para acá, nos fuimos al carajo. Los debates ideológicos los dirimimos en
elecciones aunque no estemos afiliados, y los partidos políticos
nacionales los podemos encontrar en el arcón de los recuerdos, al lado
del teléfono naranja de Entel, el bondi 1114 y la maqueta del tren bala a
Rosario, y eso que la Constitución Nacional sostiene el sistema
partidario como base de nuestra democracia.
Entre las cosas que más ejemplifican el lavado de bocho está la
voluntariosa necesidad de quedar bien con todos aquellos que, si les
garantizaran la impunidad, los destruirían por blandos. Un grupo de
delirantes progres aburridos, con serios traumas infantiles no resueltos
porque nunca pudieron asumir que mamá garchara con papá, y que juraron
nunca votar al peronismo fascista, desde 2003 “se sienten representados
por este proceso de cambio”.
Se pasaron siete años tratando de meter en cana al Jefe de Gobierno
de la Ciudad y redecorando cada vez que pueden la fachada del Palacio
Municipal a fuerza de bombuchas con tinta. Tratan de fachos conchetos a
todos los que apoyen al Jefe de Gobierno, se divierten pegando afiches
con la cara de Macri con bigote hitleriano, los escrachan por rechazar
el matrimonio igualitario y por no reglamentar la ley de aborto no
punible. Un grupo de esas aburridas de la vida se enoja porque el Incaa
destinó dinero para financiar un documental que denuncia el maltrato
feminista de la Justicia de Familia hacia los hombres divorciados con
hijos, y se da a la tarea de impedir el estreno de la películas. Dos
funcionarias del PRO -diputada Gladys González y Presidenta del Consejo
de los Derechos del Niño Guadalupe Tagliaferri- piden abiertamente y por
carta la censura previa del documental, algo que está prohibido por la
Constitución Nacional. Ningún superior dice absolutamente nada. Mañana
probablemente las escrachen las mismas progres con las que quisieron
quedar bien.
La
derrota es total y nadie se detiene un minuto ni para pensar por qué
esta bien decir que todos merecemos lo mismo, si por mera definición el
concepto de justicia social no consiste en darle a todos lo mismo
sino darle a cada uno lo que le corresponde en función de su aporte a la
sociedad.
O sea, dentro del contrato social que todos hemos firmado tácitamente
por el mero acto de haber nacido en este país, nosotros, ciudadanos de
medio pelo, dejamos más de la mitad de nuestros ingresos en una sociedad
60-40 con el Estado a cambio de que éste garantice la igualdad de
oportunidades para que lleguemos a donde queramos llegar en base a
nuestro esfuerzo, buena voluntad y decisiones, y no dependiendo de la
suerte.
No entiendo a qué le tienen miedo, si el kirchnerismo es el Grandes
Valores del Tango versión gubernamental, donde un montón de
incompetentes compulsivos exigen reconocimiento perpetuo por haber
metido un one hit wonder a principios de la década pasada.
Los que estamos en la trinchera antikirchnerista desde que plantarse
enfrente era lo mismo que ser un judío ugandés rezando en el Reichstag
en 1942, nos bancamos sistemáticamente insultos, amenazas de todos los
colores para propios y familiares, problemas laborales, ninguneos,
persecutas de la SIDE y, fundamentalmente, no poder tener nunca más una
cena de navidad sin puteadas. Sin ir más lejos, en la última semana una
pandilla de denunciadores coordinados lograron que voltearan las cuentas
de Facebook de varios, incluyendo al boludo que escribe estas líneas.
[Primero pensé que era por una cuestión de identidad, pero ya todos
saben cómo me llamo, de qué trabajo y dónde lo hago. Además, si la
biografía de Cristina dice peronista y abogada y nadie se queja, no veo
el problema. Después me enteré de otros casos y, finalmente, una serie
de mensajes poco amistosos me lo confirmaron.]
Nos bancamos de todo y ellos son los que mantienen la prudencia de
los modales frente a la cofradía de los barrabravas de saco y corbata.
Máquinas de hablar, veneradores del merchandising sin contenido que se
dividen entre los que quieren la Presidencia como si se tratara de la
Copa Intercontinental, y los que se sienten tan, pero tan cómodos en su
lugar de eternos opositores que arman todo para ver qué tan bien parados
quedan para ser oposición en el próximo gobierno.
A
veces tengo la seria sospecha de que soy testigo de la peor clase
dirigente que ha visto la democracia argentina. Tienen enfrente a una
secta de discapacitados ideológicos que venera a una mujer que se ahoga
en sus propias palabras y llega a quejarse, entre aplausos, porque
cuando salió de quirófano la recibieron con saqueos. Se enfrentan a una
facción política que prefiere endiosar a Cristina antes que reconocerla
humana, porque esto último sería reconocer que no son pobres porque Dios
así lo quiso, sino por vivir en un país sin oportunidades.
Y por sobre todas las cosas, se enfrentan a un grupo de personas que
han hecho todo lo que tuvieron a su alcance para destruir al enemigo en
un juego político en el que no hubo adversarios, sino gorilas, cipayos y
vendepatrias de una patria que nadie querría comprar.
Sé que son tiempos en los que muchos empiezan a alinearse con los
candidatos que más los representan y me encantaría poder hacerlo. Sin
embargo, al ver quiénes tienen probabilidades ciertas de llegar a la
Rosada y observar lo que hacen, no me hago muchas ilusiones por lo que
vendrá.
Se pelean con los aliados, arreglan con los que denunciaban hace tres
minutos. Chavistas antikirchneristas, antiguos jefes de gabinete
renovados, vicepresidentes superados y ministros escandalizados.
Hermosas opciones. Increíblemente, así como lo ven, el kirchnerismo se
acaba sólo porque Cristina no se puede presentar.
Viernes. Aprovechen para putearme que estoy de franco.
Publicado por
relatodelpresente
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http://blogs.perfil.com/relatodelpresente/2014-09-05-2869-un-postkirchnerismo-para-el-olvido/
https://vrdelafuente.wordpress.com/tag/12-causas-feministas/
http://www.infobae.com/2014/09/05/1592781-fotos-y-videos-del-acto-la-franja-gaza-que-cristina-kirchner-dijo-que-no-existio
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